10 de octubre de 2013

JAQUE A LA DEMOCRACIA.



Yo amo Barcelona, es mi ciudad, y por supuesto soy catalán, realmente me siento en mi casa incluso en estos tiempos, donde a veces, se hace tan difícil salir de las provincias de Tarragona y Barcelona. No soy nacionalista, ni siquiera catalanista. Tan poco me considero españolista aunque en mi tierra en estos tiempos, no ser nacionalista catalán te posiciona al otro lado de la trinchera o sea en el españolismo. Desde el año pasado, se repite en los foros políticos un nuevo concepto, digo nuevo para la mayoría, o por lo menos, estaba escondido en los pozos de los conceptos políticos, hablo del "Derecho a Decidir". Yo bromeo diciendo que en realidad es un "Derecho a decidir, (y además es) a la carta". O sea, lo que ellos te pongan a decidir. Pero sea esta la única licencia que me tomo, en este escrito, porque en un asunto tan sensible los pequeños chistes oscurecen, vuelven arbitrario e inflamable un articulo de opinión. Mi objetivo es que todo el que lo lea, "reflexione" sobre el asunto en cuestión y no que "sienta", el asunto en cuestión.
Me gustaría reflexionar sobre líneas argumentales que aglutinen todo tipo de opiniones e inclinaciones políticas, para establecer un hipotético diálogo alejado de las pasiones o "dels sentiments"; difícil tarea.

El derecho a decidir es un eufemismo para hablar del derecho a secesión de la comunidad autónoma en cuestión. Porque ¿cuantas preguntas son necesarias para llegar al pleno derecho de decidir? ¿Es que solo la pregunta de la secesión es la que te arrima al pleno derecho a decidir? Por lo tanto, debería ser necesario cambiar los términos y no plantear que la población actualmente no tiene derecho a decidir, no es sano comenzar un proceso tan complejo creando una criminalización del actual estado democrático en el que vivimos y tildándolo de opresor.

Establezcamos las posiciones de inicio, en todos los procesos que conozco similares a lo que nos acontece aquí, Bélgica, Italia, UK y Canadá los elementos fundamentales de movilización son los económicos, es el banderín de enganche del movimiento separador. Aunque realmente lo que provoca la intención de separación suelen ser elementos étnicos-culturales, que se visualizan claramente en zonas que tienen idiomas propios, que conviven adecuadamente en algunos casos y de mala manera en otros con el idioma oficial del estado. La sensibilidad que requiere este tipo de conflictos y su complejidad se dan, por el supuesto fracaso de la convivencia. Es natural que en una democracia halla diferencias y diferentes culturas, esa diversidades son las que componen los estados-nación actuales. El problema surge cuando una minoría no acepta el mandato de la mayoría. Lo que visualizamos a nivel territorial no es suficientemente claro, dado que si partimos de preceptos históricos (como suele ocurrir), anteriores a las naciones estado y los estados modernos que nacen de la revolución francesa, cualquier precepto histórico puede ser justificativo de cualquier cosa. Cambiemos la supuesta, por ahora mayoría de secesionistas catalanes, por asociaciones de conductores que no están dispuestos a cumplir el limite de velocidad en una determinada autopista o por cazadores que no están dispuestos a cumplir con las temporada de caza ¿Que se supone que un estado de derecho y democrático debería hacer? esta claro ¿no?. Dado que los ejemplos son un poco pueriles busquemos otro con más enjundia; ¿Que pasaría si los ciudadanos que tributan por encima del millón de euros se movilizan y se niegan a pagar lo que les corresponde?, porque según ellos los servicios que reciben no están a la altura de lo que pagan. Pues eso...
Entenderemos entonces, que una secesión es un acto reaccionario y contrario a la convivencia. Aun así, si un grupo de ciudadanos que viven en un estado democrático mantienen una posición secesionista mayoritaria en el tiempo y no fruto de elementos coyunturales, la democracia debería tener herramientas para resolver ese dilema.

Por esa razón lo mínimo que se debe pedir a las partes en litigio, es la verdad. Explicar la crudeza de lo que va acontecer, para que el pueblo adulto tome una decisión sin engaño y, si así se decide, se pueda emprender ese camino diferente que les lleve a unos, a su nueva nación y a otros, a recomponerse de la perdida lo antes posible. Por lo tanto no existe un camino que no sea el legal y acordado, nunca las declaraciones unilaterales de independencia. Si no es legal y acordado no puede ser.

Legal y acordado, he aquí un problema para los que tienen prisa. La mayoría de las constituciones del mundo dan la soberanía nacional al conjunto de los ciudadanos y por supuesto enarbolan la unidad nacional como valor fundamental. Legalmente y realmente vivimos juntos, por lo tanto todas las decisiones que nos afecten se deben acordar conjuntamente.  Y en ese nuevo escenario, hasta alcanzar la estabilidad definitiva, se entenderá que la ruptura será traumática, que no nos convertiremos en "La Suiza del Mare Nostrum" en un año, ni en diez, porque la creación de un estado nuevo supone muchos problemas, desorganización, violencia, cierto caos perdurables en el tiempo, etc... Estamos de acuerdo que la unión hace la fuerza y lo contrario trae la debilidad, y eso se pagará. Y lo pagarán los ciudadanos que quieren esa secesión y también los que no, los que vivan en el nuevo estado, así como los del estado dividido, en general todos, pero sobretodo aquellas personas que más necesitan la protección del estado, los pobres y desamparados. 



Las mayorías. En el hipotético referéndum se deberá también pactar la participación, que convierta en legal el referéndum y el porcentaje de voto valido que decida la independencia. Por varias razones, la principal es para asegurar que la voluntad del pueblo preguntado es mayoritaria y por lo tanto es una decisión realmente democrática. Pero la participación deberá ser un elemento importante, dado que un baja participación indicará la poca relevancia social que tiene la iniciativa y ante una secesión por cauces democráticos no se debería dar la paradoja que, la constitución hubiera sido refrendada por más del 70% de los catalanes, en este caso, el hipotético referéndum tuviera los números de participación que tuvo el referéndum del Estatut (menos del 50%). Si esto ocurriera sería señal de la poca importancia que la sociedad le da y también sería un indicador de la inestabilidad a la que el nuevo estado se encamina. El porcentaje mínimo para encarar un proceso de secesión en unas votaciones no debería ser inferior al 60% y la participación, debería ser al menos otro 65%, por supuesto en mi opinión. Si buscamos un proceso de cambio sólido, que a la primera contrariedad no provoque un cambio de mayorías que haga retroceder el proceso comenzado, las mayorías deberán ser muy amplias, lo contrario solo podrá ser interpretado como un oportunismo de una parte de la población que aprovecha un momento coyuntural para dar un golpe democrático a la sociedad, y no un cambio fruto de una voluntad amplia de la sociedad.

En este contexto es importante diferenciar entre el tiempo real y el tiempo histórico. Un corto periodo de tiempo histórico puede ser media vida de un ciudadano, y ahí esta la complicación. Esto se resume en que, no se puede resolver con las miras cortoplacistas que mandan en la política española (y sobretodo catalana), hay que dar tiempo para que toda la ciudadanía pueda asimilar la situación y prepararse lo mejor posible para el drástico cambio. Las exigencias de cambios súbitos, imperativas necesidades de separación ("porque esto ya no se aguanta", "queremos el divorcio inmediatamente", "la desafección es total"...) no se deben aceptar. En este nuevo escenario se debe pedir a los poderes políticos cautela y sosiego, los tiempos deben manejarse con amplitud y hay que evitar las prisas, ya que estas normalmente son fruto de oportunidades temporales para alguna de las partes en litigio. No es adecuado influir en un referéndum  aprovechando fechas simbólicas, o aniversarios históricos, y es algo que también debería ser censurado ya que eso no ayuda a una decisión lo menos manipulada posible para la ciudadanía y obviamente el proceso no sería lo más neutral posible, por lo tanto faltaría al respeto a una de las dos partes.

Pero ¿porque es necesario un tiempo amplio y suficiente?
Es necesario, no solo para preparar el cambio, sino también porque los ciudadanos requieren tener respuestas a las dudas que surgen en este nuevo escenario y porque es necesario planificar el futuro con tranquilidad y pactando. Por ejemplo por mi parte yo tengo las siguientes dudas:

-Mas dice que Cataluña no saldrá de la unión europea. ¿y si finalmente sale y no vuelve a entrar en mucho tiempo? alguien a contabilizado lo que supondrá para los que nos quedemos. Esto es fundamental para formar una opinión.

-Los secesionistas cuentan con todo el mundo para reconocerles inmediatamente como país. Pero ¿Qué pasará si no se les reconoce? fuera de la UE y sin reconocimiento internacional, hay que pensar en los posibles vetos en la ONU.

-¿Quién va a pagar a los pensionistas catalanes?, ¿Saben que "cotizaciones catalanas menos pensiones catalanas" es un número negativo?, ¿Pretenden que siga pagándoles España, sin recibir las cotizaciones?

-¿Cuentan con el mismo comercio entre ambas zonas tras la separación?, ¿puede haber cierre de fronteras, aunque sea temporal?¿de quien dependerá que lo haya? ¿Han contabilizado esto?

-¿Qué pasará con sus entidades financieras, con amplia presencia en España? ¿Habrá retirada masiva de depósitos?, ¿puede haber reconversión de los depósitos en una nueva moneda?

-¿Qué pasará con las empresas catalanas, y con las filiales de multinacionales radicadas en Cataluña? ¿Alguien ha pensado en NISSAN o en SEAT?

-¿Quién les va a prestar dinero? Porque los mercados, con un nivel de bono "basura", seguro que no. Y ya no podrán recurrir al FLA. ¿Como van a explicar de donde se va a conseguir la financiación para el nuevo estado?

Y así, un largo etc.

¿Alguien puede responder a estas preguntas? y muchas más que irán surgiendo a lo largo de los días. ¿Saben esto los catalanes? ¿Están valorando las consecuencias de lo que supone? por lo tanto la fecha del referéndum debe ser pactada y acordada para que ambas partes puedan expresar con total facilidad y cobertura las posturas en litigio. Y para eso se debe ir al congreso de los diputados, las veces necesarias para allí debatir y combatir políticamente las posiciones de los adversarios. Las mayorías de hoy pueden ser las minorías de mañana, por lo tanto hay que trabajar el futuro y no negarse a cumplir con los procesos democráticos que exigen comparecencias en el parlamento, en base a posibles mayorías que sean o no favorables. Porque el Congreso es  donde habita la soberanía de la actual nación.

Todo cambio genera aversión o como mínimo incomodidad. Siendo realistas no se puede esperar en un primer momento la cooperación de los poderes del estado, que se pretende mutilar.
El acuerdo dependerá de la fuerza del apoyo separatista en la sociedad y no de fechas sentimentales o elementos terceros. La aplicación de los mismos derechos o supuestos, que exigen los secesionistas debe ser condición a cumplir para ellos en cualquier consulta. El primer principio que se romperá será, La unidad de la Patria. Este principio, como es normal, es el fundamento de las principales republicas y estados del planeta, por no decir la causas de los innumerables conflictos bélicos que la humanidad a sufrido. Por lo tanto lo que reclamas para ti, deberás estar dispuesto a darlo si otros te lo reclaman. En base a este principio de reciprocidad el territorio que se separe, deberían ser aquellas circunscripciones que hubieran superado la participación y el porcentaje de voto afirmativo en la comunidad autónoma en cuestión. El que no cumpliera con esto, debería permanecer en el estado original, por supuesto si la unidad de la patria no aplica para España, no debería aplicar tampoco para Cataluña.

En mi opinión si los protagonistas del proceso rupturista con España, tienen como primer objetivo garantizar los derechos y el bienestar de sus ciudadanos. La cooperación y la amistad con los estados vecinos y en definitiva alcanzar las mayores cotas de progreso posibles, en mi opinión se debería cumplir como mínimo los supuestos aquí expuestos. Como excepción solo que un acuerdo a nivel nacional en el Congreso, de "cualquier naturaleza", pero pactado sería aceptable. Cualquier otro proceder en mi opinión nos llevará al conflicto y a la pobreza. 


Álvaro V. Gómez.
UPyD Consejo Local de BCN