Yo
amo Barcelona, es mi ciudad, y por supuesto soy catalán, realmente me siento en
mi casa incluso en estos tiempos, donde a veces, se hace tan difícil salir de
las provincias de Tarragona y Barcelona. No soy nacionalista, ni siquiera
catalanista. Tan poco me considero españolista aunque en mi tierra en estos
tiempos, no ser nacionalista catalán te posiciona al otro lado de la trinchera
o sea en el españolismo. Desde el año pasado, se repite en los foros políticos
un nuevo concepto, digo nuevo para la mayoría, o por lo menos, estaba escondido
en los pozos de los conceptos políticos, hablo del "Derecho a Decidir".
Yo bromeo diciendo que en realidad es un "Derecho a decidir, (y además es)
a la carta". O sea, lo que ellos te pongan a decidir. Pero sea esta la
única licencia que me tomo, en este escrito, porque en un asunto tan sensible
los pequeños chistes oscurecen, vuelven arbitrario e inflamable un articulo de
opinión. Mi objetivo es que todo el que
lo lea, "reflexione" sobre el asunto en cuestión y no que "sienta",
el asunto en cuestión.
Me
gustaría reflexionar sobre líneas argumentales que aglutinen todo tipo de opiniones
e inclinaciones políticas, para establecer un hipotético diálogo alejado de las
pasiones o "dels sentiments"; difícil tarea.
El derecho a decidir es un eufemismo
para hablar del derecho a secesión de la comunidad autónoma en cuestión. Porque ¿cuantas preguntas son necesarias para
llegar al pleno derecho de decidir? ¿Es que solo la pregunta de la secesión es
la que te arrima al pleno derecho a decidir? Por lo tanto, debería ser
necesario cambiar los términos y no plantear que la población actualmente no
tiene derecho a decidir, no es sano
comenzar un proceso tan complejo creando una criminalización del actual estado democrático
en el que vivimos y tildándolo de opresor.
Establezcamos
las posiciones de inicio, en todos los procesos que conozco similares a lo que
nos acontece aquí, Bélgica, Italia, UK y Canadá los elementos fundamentales de movilización son los económicos, es el
banderín de enganche del movimiento separador. Aunque realmente lo que
provoca la intención de separación suelen ser elementos étnicos-culturales, que
se visualizan claramente en zonas que tienen idiomas propios, que conviven adecuadamente
en algunos casos y de mala manera en otros con el idioma oficial del estado. La sensibilidad que requiere este tipo de
conflictos y su complejidad se dan, por el supuesto fracaso de la convivencia.
Es natural que en una democracia halla diferencias y diferentes culturas, esa
diversidades son las que componen los estados-nación actuales. El problema surge
cuando una minoría no acepta el mandato de la mayoría. Lo que visualizamos a
nivel territorial no es suficientemente claro, dado que si partimos de
preceptos históricos (como suele ocurrir), anteriores a las naciones estado y
los estados modernos que nacen de la revolución francesa, cualquier precepto
histórico puede ser justificativo de cualquier cosa. Cambiemos la supuesta, por
ahora mayoría de secesionistas catalanes, por asociaciones de conductores que
no están dispuestos a cumplir el limite de velocidad en una determinada
autopista o por cazadores que no están dispuestos a cumplir con las temporada
de caza ¿Que se supone que un estado de derecho y democrático debería hacer?
esta claro ¿no?. Dado que los ejemplos son un poco pueriles busquemos otro con
más enjundia; ¿Que pasaría si los ciudadanos que tributan por encima del millón
de euros se movilizan y se niegan a pagar lo que les corresponde?, porque según
ellos los servicios que reciben no están a la altura de lo que pagan. Pues
eso...
Entenderemos entonces, que una secesión
es un acto reaccionario y contrario a la convivencia. Aun así, si un grupo de ciudadanos que viven en un
estado democrático mantienen una posición secesionista mayoritaria en el tiempo
y no fruto de elementos coyunturales, la
democracia debería tener herramientas para resolver ese dilema.
Por
esa razón lo mínimo que se debe pedir a las partes en litigio, es la verdad. Explicar la crudeza de lo
que va acontecer, para que el pueblo adulto tome una decisión sin engaño y, si
así se decide, se pueda emprender ese camino diferente que les lleve a unos, a
su nueva nación y a otros, a recomponerse de la perdida lo antes posible. Por lo tanto no existe un camino que no sea
el legal y acordado, nunca las declaraciones unilaterales de independencia.
Si no es legal y acordado no puede ser.
Legal
y acordado, he aquí un problema para los que tienen prisa. La mayoría de las
constituciones del mundo dan la soberanía nacional al conjunto de los
ciudadanos y por supuesto enarbolan la unidad nacional como valor fundamental. Legalmente y realmente vivimos juntos, por
lo tanto todas las decisiones que nos afecten se deben acordar conjuntamente.
Y en ese nuevo escenario, hasta alcanzar
la estabilidad definitiva, se entenderá que la ruptura será traumática, que no
nos convertiremos en "La Suiza del Mare Nostrum" en un año, ni en
diez, porque la creación de un estado nuevo supone muchos problemas, desorganización,
violencia, cierto caos perdurables en el tiempo, etc... Estamos de acuerdo que
la unión hace la fuerza y lo contrario trae la debilidad, y eso se pagará. Y lo
pagarán los ciudadanos que quieren esa secesión y también los que no, los que
vivan en el nuevo estado, así como los del estado dividido, en general todos,
pero sobretodo aquellas personas que más necesitan la protección del estado,
los pobres y desamparados.
Las
mayorías. En el hipotético referéndum se
deberá también pactar la participación, que convierta en legal el
referéndum y el porcentaje de voto valido
que decida la independencia. Por varias razones, la principal es para
asegurar que la voluntad del pueblo preguntado es mayoritaria y por lo tanto es
una decisión realmente democrática. Pero la participación deberá ser un
elemento importante, dado que un baja participación indicará la poca relevancia
social que tiene la iniciativa y ante una secesión por cauces democráticos no
se debería dar la paradoja que, la constitución hubiera sido refrendada por más
del 70% de los catalanes, en este caso, el hipotético referéndum tuviera los
números de participación que tuvo el referéndum del Estatut (menos del 50%). Si
esto ocurriera sería señal de la poca importancia que la sociedad le da y
también sería un indicador de la inestabilidad a la que el nuevo estado se
encamina. El porcentaje mínimo para encarar un proceso de secesión en unas
votaciones no debería ser inferior al 60% y la participación, debería ser al
menos otro 65%, por supuesto en mi opinión. Si buscamos un proceso de cambio
sólido, que a la primera contrariedad no provoque un cambio de mayorías que
haga retroceder el proceso comenzado, las mayorías deberán ser muy amplias, lo contrario solo podrá ser interpretado
como un oportunismo de una parte de la población que aprovecha un momento
coyuntural para dar un golpe democrático a la sociedad, y no un cambio fruto de
una voluntad amplia de la sociedad.
En
este contexto es importante diferenciar entre el tiempo real y el tiempo
histórico. Un corto periodo de tiempo histórico puede ser media vida de un
ciudadano, y ahí esta la complicación. Esto se resume en que, no se puede
resolver con las miras cortoplacistas que mandan en la política española (y
sobretodo catalana), hay que dar tiempo para que toda la ciudadanía pueda
asimilar la situación y prepararse lo mejor posible para el drástico cambio.
Las exigencias de cambios súbitos, imperativas necesidades de separación
("porque esto ya no se aguanta", "queremos el divorcio
inmediatamente", "la desafección es total"...) no se deben
aceptar. En este nuevo escenario se debe
pedir a los poderes políticos cautela y sosiego, los tiempos deben manejarse
con amplitud y hay que evitar las prisas, ya que estas normalmente son
fruto de oportunidades temporales para alguna de las partes en litigio. No es
adecuado influir en un referéndum aprovechando fechas simbólicas, o aniversarios
históricos, y es algo que también debería ser censurado ya que eso no ayuda a
una decisión lo menos manipulada posible para la ciudadanía y obviamente el
proceso no sería lo más neutral posible, por lo tanto faltaría al respeto a una
de las dos partes.
Pero
¿porque es necesario un tiempo amplio y suficiente?
Es
necesario, no solo para preparar el cambio, sino también porque los ciudadanos
requieren tener respuestas a las dudas que surgen en este nuevo escenario y
porque es necesario planificar el futuro con tranquilidad y pactando. Por
ejemplo por mi parte yo tengo las siguientes dudas:
-Mas
dice que Cataluña no saldrá de la unión europea. ¿y si finalmente sale y no
vuelve a entrar en mucho tiempo? alguien a contabilizado lo que supondrá para
los que nos quedemos. Esto es fundamental para formar una opinión.
-Los
secesionistas cuentan con todo el mundo para reconocerles inmediatamente como
país. Pero ¿Qué pasará si no se les reconoce? fuera de la UE y sin
reconocimiento internacional, hay que pensar en los posibles vetos en la ONU.
-¿Quién
va a pagar a los pensionistas catalanes?, ¿Saben que "cotizaciones
catalanas menos pensiones catalanas" es un número negativo?, ¿Pretenden
que siga pagándoles España, sin recibir las cotizaciones?
-¿Cuentan
con el mismo comercio entre ambas zonas tras la separación?, ¿puede haber cierre de fronteras, aunque sea
temporal?¿de quien dependerá que lo haya? ¿Han contabilizado esto?
-¿Qué
pasará con sus entidades financieras, con amplia presencia en España? ¿Habrá
retirada masiva de depósitos?, ¿puede haber reconversión de los depósitos en una
nueva moneda?
-¿Qué
pasará con las empresas catalanas, y con las filiales de multinacionales
radicadas en Cataluña? ¿Alguien ha pensado en NISSAN o en SEAT?
-¿Quién
les va a prestar dinero? Porque los mercados, con un nivel de bono "basura",
seguro que no. Y ya no podrán recurrir al FLA. ¿Como van a explicar de donde se
va a conseguir la financiación para el nuevo estado?
Y
así, un largo etc.
¿Alguien
puede responder a estas preguntas? y muchas más que irán surgiendo a lo largo
de los días. ¿Saben esto los catalanes? ¿Están valorando las consecuencias de
lo que supone? por lo tanto la fecha del referéndum debe ser pactada y acordada
para que ambas partes puedan expresar con total facilidad y cobertura las
posturas en litigio. Y para eso se debe
ir al congreso de los diputados, las veces necesarias para allí debatir y
combatir políticamente las posiciones de los adversarios. Las mayorías de hoy
pueden ser las minorías de mañana, por lo tanto hay que trabajar el futuro y no
negarse a cumplir con los procesos democráticos que exigen comparecencias en el
parlamento, en base a posibles mayorías que sean o no favorables. Porque el Congreso es donde habita la soberanía de la actual nación.
Todo
cambio genera aversión o como mínimo incomodidad. Siendo realistas no se puede esperar en un primer momento la
cooperación de los poderes del estado, que se pretende mutilar.
El
acuerdo dependerá de la fuerza del apoyo separatista en la sociedad y no de
fechas sentimentales o elementos terceros. La aplicación de los mismos derechos
o supuestos, que exigen los secesionistas debe ser condición a cumplir para
ellos en cualquier consulta. El primer principio que se romperá será, La unidad
de la Patria. Este principio, como es normal, es el fundamento de las
principales republicas y estados del planeta, por no decir la causas de los innumerables
conflictos bélicos que la humanidad a sufrido. Por lo tanto lo que reclamas para ti, deberás estar dispuesto a darlo
si otros te lo reclaman. En base a este principio de reciprocidad el
territorio que se separe, deberían ser aquellas circunscripciones que hubieran
superado la participación y el porcentaje de voto afirmativo en la comunidad
autónoma en cuestión. El que no
cumpliera con esto, debería permanecer en el estado original, por supuesto
si la unidad de la patria no aplica para España, no debería aplicar tampoco
para Cataluña.
En mi opinión si los protagonistas del
proceso rupturista con España, tienen como primer objetivo garantizar los
derechos y el bienestar de sus ciudadanos. La cooperación y la amistad con los
estados vecinos y en definitiva alcanzar las mayores cotas de progreso
posibles, en mi opinión se debería cumplir como mínimo los supuestos aquí
expuestos. Como excepción solo que
un acuerdo a nivel nacional en el Congreso, de "cualquier
naturaleza", pero pactado sería aceptable. Cualquier otro proceder en mi
opinión nos llevará al conflicto y a la pobreza.
Álvaro V. Gómez.
UPyD Consejo Local de BCN